Lastras ya descansa en casa
16 Mayo 2012

Entrevista

El madrileño, que se recupera desde ayer en España de sus cinco fracturas, repasa sus sensaciones tras tener que abandonar un Giro en el que había puesto sus ilusiones

Después de un corto vuelo –“que a mí se me hizo larguísimo y pesado”- que le llevó ayer desde Roma hasta Madrid, Pablo Lastras ya descansa en casa tras la odisea vivida en los últimos días después de su importante caída en la sexta etapa del Giro de Italia. El ciclista del Movistar Team, en compañía del médico del equipo, Jesús Hoyos, ha pasado hoy consulta en la Clínica Umivale de la capital de España para comprobar el estado de las fracturas –cuatro costillas y clavícula derecha- producidas en el accidente del pasado viernes. “Las lesiones siguen su curso normal –explica Lastras-. Lo importante es que el posible neumotórax que podía provocarse por el pequeño daño que tenía en la pleura, no se ha producido. En el resto, poco se puede hacer. Son fracturas que no se pueden operar ni inmovilizar y que suponen paciencia, paciencia y paciencia. Sigo teniendo muchos dolores, pese a la medicación, pero no queda otro remedio que aguantar”.

Pese a lo doloroso de sus lesiones, Pablo saca el lado positivo a su accidente: “En cierto modo he tenido suerte, porque esas cuatro costillas y otras dos que tengo afectadas me podían haber perforado el pulmón. Y la clavícula, pese a que me está dando unos dolores terribles, se ha roto por el lado menos malo. Visto ahora con la perspectiva del tiempo, siento que esa curva me ha dado otra oportunidad”. El madrileño recuerda a la perfección los detalles de la caída: “No había ninguna señal de que fuera peligrosa y entré fuerte, como suelo hacerlo. Me dio tiempo a corregir la trayectoria para evitar el guardarrail y justo cuando estaba saliendo, cogí algo de arena y di media voltereta. Los ciclistas tenemos un sexto sentido, sabemos cuando nos hacemos daño y yo me di cuenta rápido de que era importante. Lo primero que pensé es que estaba en la trayectoria de ciclistas y vehículos y al primero que vino a socorrerme le dije que me llevara a la otra cuneta para evitar otro accidente. En esos momentos sufres más psicológica que físicamente. No es el sitio en el que estás, sino el hueco que dejas. Este año había trabajado mucho en la sombra, más despacio, pero estaba preparado. Arrieta me había dicho en la charla previa que en este Giro iba a tener dos oportunidades y que una era ese día. Eso me dio más confianza y la verdad es que iba convencido. Por recorrido, calor, dureza… era mi etapa”.

En esos minutos sentado y en los posteriores en la ambulancia que le transportó al hospital, Lastras contó con la compañía de su amigo Chente García Acosta, miembro del staff técnico de Movistar Team en el Giro: “Lo cierto es que no podía haber elegido mejor enfermero, porque él había vivido la misma situación apenas unos meses antes cuando se cayó en la Vuelta. Sabía lo que decirme, cómo moverme. La verdad es que no fue el mejor debut para el pobre Chente, aunque luego ha podido disfrutar del éxito de mis compañeros”. Precisamente por ellos comienza el madrileño su amplio abanico de agradecimientos: “En situaciones límite es cuando ves la calidad de un grupo y en este equipo, eso sobra. Desde Chente y Guaje, mi masajista, que tenían que ducharme y vestirme, pasando por los auxiliares, mecánicos, médico… que se han desvivido por mí estos días, hasta los directores y mis compañeros, que me escribían mensajes de camino a la salida, en cuanto llegaban a la meta, que me visitaban en cuanto llegaban al hotel antes de marcharse… He recibido mucho cariño de ellos, de gente de otros equipos y de todo el mundo, porque he recibido más mensajes y llamadas que después de una victoria”.

Ya en casa, Pablo aprovechará para seguir el resto del Giro –“Seguro que mis compañeros van a dar alguna alegría más«- y para recuperar una lesión molesta donde las haya: “No hay otro secreto que estar lo más quieto posible, porque en cualquier movimiento es como si me clavaran unas agujas, y para dejar que suelde la fractura de la clavícula. La próxima semana pasaré una nueva revisión para controlar el tema de la pleura y me han marcado un plazo aproximado de un mes para volver a subir en la bici, que no pienso acortar. La experiencia me ha enseñado a quererme y a cuidar el cuerpo. A favor tengo que no me cuesta cuidarme y no cojo peso, por lo que el regreso siempre se hace más sencillo”.